17 de marzo de 2009
Reflexiones
Hay circo para rato. La nueva versión que Miguel Carcaño ha dado hoy sobre el crimen va a conseguir que esto se prolongue unas cuantas semanas. Confieso la inmensa pereza que me provoca el asunto, pero quiero compartir con vosotros unas cuantas reflexiones que hoy hemos hecho en nuestro Territorio Negro, el espacio que tenemos en el programa de Onda Cero Julia en la Onda.
Un reo, un imputado, un acusado está en su perfecto derecho de mentir las veces que le dé la gana. A diferencia de un testigo, que puede ser acusado de falso testimonio, a un acusado las mentiras le salen gratis, penalmente hablando. Y eso es así siempre, aunque estas mentiras supongan cientos de miles de euros al Estado y un dolor absolutamente insoportable para las familias de las víctimas. Así que Miguel puede decir dentro de una semana que llevó el cuerpo de Marta a Zahara de los Atunes o al Algarve...
Raro era que, habiendo un menor por medio en toda esta historia, nadie le echase la culpa del crimen. Y, precisamente, fue el menor quien acusó con mayor detalle, no sólo a Miguel, sino también a su hermano, Francisco Javier. Ahora, naturalmente, fue el menor quien mató a la chica, según la nueva versión del hasta hoy asesino confeso.
Y aprovechando que en el río no se ha encontrado ni el cadáver ni el cenicero, el cenicero ha desaparecido ya de los hechos. Pues bien, ¿qué explicación hay ahora de la sangre de la víctima encontrada en el interior de la chaqueta que llevaba Miguel el día del crimen y que él mismo dijo que era porque se había guardado allí el cenicero?
Las nuevas revelaciones de Carcaño se han hecho en sede judicial. Sin policías delante. Y tras un mes encarcelado y ni se sabe cuántas visitas de su abogado. Todos los que conocemos este terreno, sabemos lo distinto que es un interrogatorio en un juzgado a un interrogatorio en una comisaría (y no estoy hablando en ningún momento del uso de la violencia).
Sorprende que el cambio de versión haya llegado el día que se suspendían las labores de búsqueda en el Guadalquivir y después de que el padre de Marta haya insistido en las últimas semanas en que su hija no estaba en el río. Parece que alguien ha cogido al vuelo la idea.
Y ahora, lo que tiene por delante la policía es un vertedero de una hectárea de superficie y unos quince metros de altura de basura acumulada. Al menos hasta que a algún abogado se le ocurra otra cosa...
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2 comentarios:
Qué razón tienes Manuel, qué razón...
Y lo que queda de circo porque ya habrás visto las últimas noticias...
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