28 de abril de 2008

La jueza Carasol y la prensa


La jueza Elena Carasol Campillo es la instructora del apasionante crimen del que Mayka Navarro (en la foto), mi amiga y compañera de El Periódico, daba todo tipo de detalles en la edición del domingo del diario catalán. Pues bien, a su señoría le ha debido molestar profundamente que Mayka haga su trabajo como es debido, hasta el punto de que su señoría ordenó a varios medios de comunicación que se abstuviesen de informar sobre el crimen y llamó a declarar a la reportera. Ridículo, máxime cuando María Ángeles Molina está encarcelada desde hace mes y medio, acusada de la muerte de Ana María Páez Capitán. ¿Qué pruebas va a destruir la detenida? ¿Qué secreto relevante va a poner al descubierto ahora la periodista? Conozco bien a Mayka y estoy seguro de que tenía toda la información hace tiempo. Y no publicó una línea hasta que estaba segura de que no perjudicaría a nadie. Esa es una norma escrita a fuego en la piel de los que nos dedicamos a los sucesos. Y Mayka la cumple a rajatabla.
Todo es más ridículo cuando uno se entera, leyendo El País de hoy, que la susodicha magistrada es uno de los jueces más lentos de Cataluña. Y cuando uno se entera de que prohibió a la prensa el acceso a un juicio de faltas. O de que la jueza citó a 130 policías a declarar y no les atendió porque se fue de vacaciones... Tengo un buen amigo que dice que sólo hay una profesión con menos capacidad de autocrítica que los periodistas: los jueces.

Otra casa de los horrores


Sobrecogedora la historia de Josef Fritzl, el carcelero austriaco que encerró a su hija durante dos décadas y tuvo siete hijos con ella. Otra casa de los horrores, esta vez en Austria. Me ha venido a la memoria el caso de Fred y Rosemary West, aquella pareja británica detenida en los años 90 a los que la policía acusó de asesinar a nueve jóvenes, a las que sometían a toda clase de vejaciones sexuales. Sobre ese caso se ha escrito uno de los mejores libros reportaje del género de sucesos, Felices como asesinos, de Gordon Burn. El libro, editado en España por Anagrama, es un continuo testimonio del horror, a veces demasiado explícito, pero da una perfecta idea de cómo una sociedad entera puede vivir al margen de lo que ocurre entre los muros de una casa, por muy terrible que sea lo que sucede allí dentro. Fritzl llenará horas de televisión y radio, pero nadie dará una explicación sobre eso, sobre cómo es posible vivir más de dos décadas cometiendo las atrocidades que este ingeniero jubilado cometió.

27 de abril de 2008

Crimen de mujer, crónica de reportera


Una mujer que planifica meticulosamente un asesinato para suplantar a su víctima y cobrar préstamos bancarios y seguros de vida. Una mujer capaz de acudir a dos gigolós y pedirles que llenen dos botes de semen para arrojar encima del cuerpo de su víctima y así simular un crimen sexual... No es ficción, aunque lo parezca. Es la historia de María Ángeles Molina Fernández, encarcelada desde el pasado 12 de marzo, acusada de asesinar a su amiga Ana María Páez Capitán. Lo cuenta todo mi amiga Mayka Navarro en la edición de hoy de El Periódico. Leedlo aquí, porque la crónica es de las de antes, un pedazo de crónica de sucesos. Claro que Mayka también es una reportera como las de antes. Enhorabuena, amiga.

La negra vida del asesino de la ballesta


Hoy es domingo. Día para leer con tranquilidad y reposo la prensa. Leo detenidamente el reportaje de Elsa Fernández-Santoz en El País acerca de Andrés Rabadán, el hombre que en 1994 asesinó a su padre con una ballesta. Es un buen trabajo: fotografías inéditas del asesino, dibujos y cómics hechos por él, fotos de su esposa, una voluntaria que le conoció en prisión... Muy completo. Además, la reportera ha hablado con Andrés, que lleva 14 años sin salir de prisión, con su hermana y con su esposa. Todos ellos coinciden en que el asesino de la ballesta está curado, que no es un tipo peligroso y que poco tiene que ver con el joven que fue absuelto del crimen gracias a su estado mental. Sin embargo, algo inquieta de la figura de Rabadán y es esa extraña atracción que desprenden los asesinos y, sobre todo, lo que sale de sus mentes. El parricida pinta, escribe y ahora va a ser personaje de una película. Creo que demasiada fama para sus méritos, que no fueron otros que clavarle tres flechas de ballesta a su padre.
El reportaje refleja a la perfección el problema de los enfermos mentales que delinquen. Hace unas semanas, en nuestro espacio en el programa de Onda Cero Julia en la Onda, hablábamos del tema. ¿Cuándo una persona que ha cometido un crimen como el de Rabadán puede salir a la calle? ¿Quién lo debe decidir? El reportaje no da respuestas a estas preguntas. No tiene por qué hacerlo, simplemente plantea un debate del que los sucesivos gobiernos han eludido ocuparse. En cualquier caso, enhorabuena a Elsa Fernández-Santos por su trabajo.

23 de abril de 2008

Lorenzo Silva en la red


Lorenzo Silva es el mejor autor español del género policiaco. Sus novelas son un verdadero disfrute para los aficionados a este estilo, entre los que me encuentro. Lorenzo, además, es un señor. Tuvo la gentileza de prologar nuestro primer libro, Así son, así matan, sin conocernos de nada e hizo un prólogo que, sin duda, es lo mejor del libro. Lorenzo también cultiva el género del reportaje de sucesos y lo hace de maravilla. La recopilación Líneas de sombra alberga verdaderas joyas... En fin, no soy objetivo a la hora de hablar de Lorenzo porque, por encima de todo, me ha demostrado más de una vez que es un gran tipo. Simplemente, quería contaros que hoy he visto que en su web ha abierto un blog, destinado, como casi todo lo que hace Lorenzo, a sus lectores. Pues bienvenido a este mundillo virtual y seguro que será un placer leerte. Aquí también.

21 de abril de 2008

No me deja de sorprender


Se trata de Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, la niña asesinada en Huelva por Santiago del Valle. No me deja de sorprender. La semana pasada hablé con él. Supe que se había levantado parcialmente el secreto de sumario y, como es mi obligación, traté de hacerme con una copia de las diligencias. Me enteré que la familia deMari Luz había contratado a un abogado, que ejercía la acusación particular, así que llamé a Juan José. "No, perdone pero no le voy a dar el nombre de mi abogado, porque quiero que trabaje tranquilo, sin que la prensa le esté llamando. Lo importante es que haga su trabajo bien". Todo esto me lo dijo con una exquisita educación, así que no tuve otra cosa que hacer que darle las gracias por atenderme. Cuando colgué, me di cuenta de que este hombre nunca me deja de sorprender: su entereza, su serenidad, su seriedad... Aunque sea tirar piedras contra mi tejado y el de mis colegas, no tengo otra cosa que hacer que aplaudir la actitud del padre de Mari Luz. Más tarde me enteré de que Marcos García Montes, el abogado más mediático de cuantos hay en España, le ofreció sus servicios, que él denegó con la misma educación con la que me atendió a mí. Por cierto, ya sé quién es el abogado de la familia Cortés, pero os aseguro que no le molestaré para nada.

Terror nazi en Valencia, esta semana en Intervíu


Mi compañero Alberto Gayo es el mejor especialista de España en tramas ultraderechistas y nazis. A lo largo de los últimos diez años ha publicado magníficos reportajes sobre el tema: los ultrasur, los partidos de ultraderecha que se escondían bajo denominaciones limpias... Por eso, os recomiendo que leáis con atención el reportaje que publica esta semana en Interviú acerca de los grupos nazis que campan a sus anchas por la Comunidad Valenciana. Hacía tiempo que Alberto no se prodigaba en estos temas, pero la espera ha merecido la pena: fotos inéditas y vídeos exclusivos en los que se ve a estos cachorros fascistas realizando actos tan heroicos como cortar el pelo a un yonqui o hacerle comer excrementos. No os lo perdáis. Está en la página 56...

El evitable crimen de Sylvina, esta semana en Intervíu


Sylvina Bassani, una prometedora científica argentina afincada en nuestro país, murió asesinada el pasado 10 de abril a manos de su marido, Francisco Javier Lacasa, un sargento del Ejército de Tierra que también mató al compañero sentimental de la mujer, Andrés Marzal, antes de volarse la cabeza en presencia de su hijo, un niño de cuatro años. No es un caso más de violencia doméstica. Es un cúmulo de desastres, desidias, incompetencias... El asesinato de Sylvina ha dejado bien claro que de poco sirven las leyes especiales cuando las personas que se encargan de ponerlas en práctica no hacen su trabajo de forma diligente.
Sylvina y sus abogados emplearon todas las armas que las leyes les permitieron para evitar lo que finalmente no pudieron evitar. Pidieron cuatro veces el ingreso en prisión del asesino, intentaron que dejara de ver a su hijo, pidieron varias citas con los cuatro jueces que tuvieron el expediente en sus mesas... Si a eso le sumamos la incompetencia de un fiscal que jamás se preocupó del caso, salvo para pedir su sobreseimiento, y una psicóloga que escribió en su informe que no había detectado maltrato y recomendó tratamiento a Sylvina para superar su separación... Tenemos todos los elementos que sentenciaron a muerte a la mujer. Podéis ver en el número de esta semana de Interviú todos los detalles de la historia y unas fotos inéditas de Sylvina, una preciosa mujer que creyó en nuestra Justicia.

14 de abril de 2008

Supervivientes del 11-M, víctimas de la burocracia, esta semana en Intervíu


Francisco Bermúdez, José Almeda, Manuel Cárdenas y Hernán Sánchez. Son víctimas del 11 de marzo, supervivientes del mayor atentado de la historia. En Interviú hemos hablado con ellos, nos han contado cómo, tras sobrevirir a las bombas de los trenes, han sido víctimas de las trabas de médicos, jueces y, sobre todo, de burócratas. Han tenido que pasar innumerables exámenes para demostrar la veracidad de sus secuelas, han sufrido la arbitrariedad de los tribunales médicos, que valoraban sus minusvalías de una manera dispar... Y mientras, tienen que vivir con lo que vieron ese 11-M, "algo que no se va nunca", como nos dijo uno de los supervivientes.
Todos ellos han encontrado ayuda, consuelo y refugio en la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo. Allí, personas como Reyes, una trabajadora social que nos atendió, trata de atender a centenares de personas cuyas historias rozan lo grotesco: víctimas reconocidas e indemnizadas en la sentencia a las que un juzgado multa por simulación de delito, es decir, por inventarse que estuvieron en los trenes.
Otras veces he contado aquí que lo mejor de nuesto trabajo es conocer a mucha gente con un valor, una dignidad y un coraje estraordinarios. Marisol, José, Francisco y Hernán son de esas personas a las que me refiero. Y, por supuesto, Reyes .

12 de abril de 2008

Quince años del asesinato de Anabel Segura


No lo sabía. Me he enterado hoy, al leer el diario ABC. Un 12 de abril, como hoy, de hace quince años, dos mal nacidos, Cándido Ortíz y Emilio Muñoz, secuestraron y asesinaron a Anabel Segura, cuando tenía 22 años. El crimen fue execrable por multitud de razones: porque eligieron a su víctima al azar, simplemente porque estaba en La Moraleja y esos dos acomplejados, esas dos escorias, estaban resentidos con el mundo y se sentían maltratados por el resto de la humanidad y si podían hacer daño a alguien que se podía permitir vivir en La Moraleja, mejor que mejor; porque se llevaron a Anabel y no supieron qué hacer con ella, por eso la mataron el mismo día de su secuestro, simplemente para que no les pudiese reconocer, actuando con un desprecio por la vida de una chica que pocas veces he visto; porque intentaron en dos ocasiones cobrar el rescate a cambio de la vida de Anabel, con la que ellos habían acabado... En fin, para mí es uno de los crímenes más horribles de cuantos me ha tocado cubrir como reportero de sucesos.
Pero, además, hay componentes de índole personal que me vinculan a ese crimen. Estoy en deuda con José Segura, su mujer y su hija, Alexandra. No hice mi trabajo bien. O quizás, sí hice bien mi trabajo, pero fui reportero –entonces trabajaba en El Mundo– antes que persona. De aquella experiencia y, sobre todo, de la carta que me envió José Segura –que aún hoy conservo– recriminándome, aprendí una lección que nunca olvidaré y que tengo presente desde entonces. Por eso estoy en deuda con ellos.
También me une una especial relación con alguno de los artífices de que hoy los dos asesinos de Anabel estén en prisión. Ya lo hice en nuestro primer libro, Así son, así matan, pero quiero agradecer, una vez más, a un puñado de honrados policías lo que hicieron porque el crimen de Anabel no quedase impune. Gracias a Juan Antonio, Jaime, Serafín, Ricardo, Maribel, Tito... y a todos aquellos que hicieron posible la detención de Emilio y Candi. Por cierto, hace ya dos o tres años, ABC publicó que Cándido disfrutaba ya de permisos y podía pasar periodos fuera de prisión. Supongo que a estas alturas estará casi en semilibertad. De Emilio no sé nada, pero me enteraré y lo contaré aquí mismo. En cualquier caso, creo que han pagado muy poco por lo que hicieron.

11 de abril de 2008

Mar Herrero y Sylvina


El crimen de Sylvina Bassani y su pareja, Andrés Marzal, a manos del ex marido de la mujer, José Javier Lacasa, ayer en Alovera (Guadalajara), me ha recordado el asesinato, en 1999, de la joven Mar Herrero, una joven maquilladora asesinada por un psicópata llamado Luis Patricio Andrés.
Sylvina hizo todo lo que pudo para evitar acabar como ha acabado. Llevaba 19 meses esperando a que concluyese el proceso penal contra su marido, denunció que había quebrantado la orden de alejamiento a la que había sido condenado, pidió su ingreso en prisión cuando se sintió acosada y perseguida por el que ayer se convirtió en su asesino. Sylvina tuvo que aguantar que dos psicólogos –Juan Ignacio Alonso y María Isabel Tagle– dictaminasen que en su caso no existía el maltrato familiar y le conminasen a que se llevase mejor con su marido para que éste pudiera ver a su hijo, Gonzalo, el mismo niño que ayer presenció como su padre mataba a su madre y se pegaba un tiro en la cabeza.
Ahora vendrán las reuniones urgentes, las palabras de los políticos que asegurarán que adoptarán medidas urgentes, los expedientes que tratarán de buscar algún responsable en lo ocurrido... Pero supongo que no servirá de nada, igual que no sirvió de nada la muerte de Mar Herrero. Os contaré su historia.
Mar comenzó a salir en 1999 con un tipo llamado Luis Patricio Andrés. El hombre había cumplido cuatro de los diecisiete años de pena que le fue impuesta por disparar a su ex novia y se encontraba en libertad provisional. Este detalle, naturalmente, se lo ocultó a Mar. Cuando la chica se cansó de las fantasmadas de su novio, que le prometió que encabezaría un gran proyecto cinematográfico, le dejó. Y ahí empezó el calvario de la joven maquilladora. El despechado Luis Patricio comenzó a seguirla, a amenazarla, a acosarla... Mar se enteró del verdadero motivo por el que su novio había estado en la cárcel y, aterrorizada, denunció hasta en doce ocasiones a su acosador, la última 24 horas antes de ser torturada y asesinada por Luis. Hubiese bastado con que alguien hubiese revocado la libertad condicional de la que gozaba el asesino en el momento de cometer su crimen. ¿Sabéis qué sanción se impuso a Mari Carmen Iglesias, la juez que desoyó los doce llamamientos de socorro de Mar? Doscientas mil (1.200 euros) pesetas de multa. Hoy creo que sigue impartiendo justicia.
Veremos qué ocurre con todos los que no han podido impedir el crimen de Sylvina. Seguramente, las sanciones serán mayores, pero creo que tampoco servirá de nada.

4 de abril de 2008

Absueltas

Como os decía hace un par de días en el post de aquí abajo, todo parecía indicar que Belén Téllez y Jessica Almada iban a ser absueltas. Y así ha sido. Ahora sí acaba la pesadilla. Hace unos minutos, hemos hablado en el programa Efectos Secundarios de Caracol Radio, con Claudia, la madre de Belén, que estaba feliz tras conocer el fallo del la Audiencia Provincial de Barcelona. El tribunal ha condenado a Panno, el representante de las chicas, a once años de prisión. Alguien tendrá que explicar a las dos modelos argentinas y a sus familias a qué se debió el empeño de mantenerlas en la cárcel hasta el momento del juicio. Sobre todo, porque lo dicho en la vista oral ha sido una repetición de lo que se dijo durante la instrucción sumarial, que ha durado dieciocho meses, el tiempo que Jessica y Belén han estado privadas de libertad.

2 de abril de 2008

El final de la pesadilla de Jessica y Belén


Jessica Almada y Belén Téllez están en libertad desde esta tarde. Acaba así una pesadilla que comenzó en octubre de 2006, cuando fueron detenidas tras aterrizar en Barcelona, procedentes de Buenos Aires, desde donde volaron en compañía de su representante, Alejandro Panno. En el equipaje, la Guardia Civil encontró algo más de quince kilos de cocaína. Desde el primer momento, Panno dijo que las chicas, de apenas veinte años, no tenían nada que ver con la droga y reconoció que las maletas se las habían entregado a él.
Esta mañana, tras escuchar a los tres procesados, la presidenta del tribunal ha decidido poner a las dos modelos argentinas en libertad, sin esperar a redactar la sentencia, lo que equivale a una absolución casi segura, pese a que el fiscal solicitaba para ellas once años de prisión. Imagino la alegría de Francisco, el padre de Belén, que ha gastado todos sus ahorros y sus energías para demostrar la inocencia de su hija. Y todo sin el más mínimo apoyo de las autoridades argentinas. Imagino también la alegría de Carolina, una preciosa amiga de las dos detenidas, que se desplazó a España y acudió a verlas a prisión. Imagino, en fin, que Jessica y Belén podrán, ahora sí, empezar a cumplir el sueño que se tornó en pesadilla.

Abusar de un niño sale muy barato


El ministro Fernández Bermejo, el propio presidente del Gobierno, el Consejo General del Poder Judicial... Todos han mostrado en los últimos días su indignación y parecen dispuestos a entonar un nunca más en nombre de la pequeña Mari Luz, víctima, no lo olvidemos, de un criminal llamado Santiago del Valle y de un sistema judicial perverso, lleno de agujeros por los que se cuelan tipejos como Del Valle.
Los que estamos acostumbrados a tratar con policías y guardias civiles conocemos las miserias que tienen que pasar a diario en su peregrinar por secretarios, jueces, fiscales... Esta misma semana, unos agentes de la Guardia Civil me contaban que llevan cuatro años intentando que un juez les dé permiso para destruir la ropa de la víctima de un crimen; la semana pasada, unos policías me comentaron que, tras acudir a prisión, no pudieron entrevistar a una detenida por asesinato porque no había llegado la orden desde el juzgado... Son las miserias de un sistema lento, carente de medios, anquilosado, sin ninguna agilidad...
Pero lo peor del caso de la muerte de Mari Luz probablemente no sean los cuarenta días de baja de una funcionaria con esguince de tobillo, ni los más de dos años que se tardó en hacer firme una sentencia sin ninguna complicación jurídica, ni el hecho de que nadie se acordase de que para detener a un individuo hay que emitir una orden de busca y captura... Lo peor es que nuestro código penal contempla penas máximas de cuatro años de prisión para alguien capaz de abusar de su propia hija. Y, por cierto, nuestro sistema también contempla que lo misma da abusar de una hija, que de una vecina, que de una desconocida. Creo que este debería ser el nudo del debate cuando pase la tormenta en torno a los retrasos del caso Mari Luz.
Al hilo de esto recuerdo el caso Nanysex. Tres jóvenes abusaron de una decena de niños, todos ellos menores de nueve años, y alguno de menos de dos. Como no hubo penetración, el fiscal calificó los hechos como abusos, es decir, cuatro años de prisión. En los abusos de niños no suele haber violencia, no es necesaria. Y si el padre es el que abusa, mucho menos. En muchos casos tampoco hay penetración, ni sexo oral... Pero, aún así, ¿queremos una sociedad en la que un padre que obliga a que una hija le masturbe sea condenado a dos años de prisión? Yo no. Yo quiero ver mucho más tiempo a esos tipos en la cárcel.