30 de abril de 2010

Mahoma doblega a South Park


Una de las series más brillantes e irreverentes de la televisión norteamericana, South Park, ha reemplazado con pitidos todas las menciones a Mahoma y ha cubierto de negro las imágenes en las que salía el profeta en su último capítulo. Quiero pensar que la burda autocensura de la cadena Comedy Central lleva implícita una protesta contra las amenazas vertidas por un grupo de fanáticos musulmanes tras la emisión de un capítulo anterior, en el que se podía ver al profeta Mahoma disfrzado de oso de peluche.
Un grupo denominado Revolution Muslim amenazó explícitamente a los creadores de la serie, que lleva trece años en antena: "Debemos advertir a Matt y Trey (creadores de South Park) que lo que hacen es estúpido y que probablemente terminen como Theo Van Gogh por difundir ese programa". También facilitaron la dirección de las oficinas donde trabajan los autores de la serie, por si alguno de sus acólitos quería darles el mismo castigo recibido por el cineasta holandés, asesinado por un fanático marroquí.
South Park se ha burlado en estos trece años de mandatarios mundiales –sobre todo, de los norteamericanos–, de Jesús, de Lucifer, de los cienciólogos... Hasta Buda ha aparecido esnifando cocaína. Hasta que han topado con Mahoma y sus intolerantes seguidores.
Estoy harto de las equidistancias, de que las lupas siempre apunten hacia los mismos lugares, de que me hablen de respeto a los demás, cuando son los demás los que no respetan mi democracia, mi separación de poderes, mi laicismo, mi lucha por la igualdad entre hombre y mujer y mi libertad de expresión. Y estoy harto del cobarde silencio cómplice de todos aquellos que en mi país salen a la calle para defender a los sátrapas de América del Sur o para denunciar todos los crímenes cometidos por EEUU, Israel y el Reino Unido y esconden la cabeza cuando un dibujante danés tiene que huir de su ciudad y vivir protegido por las amenazas de unos nihilistas. O cuando un cineasta muere asesinado por un fanático. Claro que, según los equidistantes, Teo Van Gogh se lo había buscado.
Menos mal que siempre nos quedará el ingenio de un genio, Matt Groening, que homenajeó con la imagen que ilustra este post a sus compañeros de South Park.

28 de abril de 2010

Los niños de Casa Guatemala acusan a Gabriel


El pederasta Gabriel Jordá, localizado y detenido gracias a un reportaje de Interviú, sigue en prisión, mientras las autoridades españolas y guatemaltecas continúan investigando qué hizo durante los casi tres años que pasó como profesor en Casa Guatemala, una residencia para niños huérfanos ubicada en Río Dulce. Los responsables de la ONG, tal y como contamos esta semana en Interviú, están colaborando activamente para saber si Jordá siguió dedicado a la pedofilia en un lugar tan sensible para ello como un orfanato.
La policía ha analizado el contenido del ordenador y de los discos duros externos que manejaba Jordá en Guatemala. Allí han encontrado fotografías de niños desnudos, pero no hay ninguna evidencia de que abusase de los menores. Eso sí, una veintena de niños le acusan de esconderse mientras se desnudaban o se vestían, de hacerles fotos desnudos y de tocarles, tal y como contamos en Interviú esta semana. Casa Guatemala está volcada en aclarar todo lo que ha hecho Jordá allí. Sería una pena que la actuación de un prófugo –que también trabajó en varios colegios de Valencia antes de su primera detención– ensuciase el trabajo de los responsables y los voluntarios que se dedican a alimentar, escolarizar y cuidar niños en una de las zonas más pobres del planeta.

25 de abril de 2010

El último vestigio de otra España


He elegido la foto a conciencia. La imagen sólo tiene veinte años, pero parece que tiene muchos más. El aspecto de los guardias civiles –bigote reglamentario el de la derecha, vieja pistola Astra desenfundada el de la izquierda, descamisado– y el de Antonio Izquierdo –canana al cinto, sin un ojo que le arrancó un gallo a picotazos cuando era niño– lleva a una España mucho más antigua. Pero la imagen es de 1990 y corresponde a la detención de uno de los dos autores materiales de la matanza de Puerto Hurraco. Nueve personas fueron asesinadas por Antonio y su hermano Emilio el 26 de agosto de 1990 en las calles de esta pequeña aldea pacense, marcada de por vida por el crimen. Unas viejas rencillas con otra familia del pueblo, a la que culpaban de la muerte de su madre en un incendio, provocaron la carnicería.
Tuve la ocasión de conocer en persona a los Izquierdo en el juicio, celebrado en la Audiencia de Badajoz. Las hermanas –Ángela y Luciana–, a quienes muchos consideraban inductoras del crimen, fueron citadas como testigos. El presidente del tribunal, en un gesto de bonhomía, de compasión y de sentido común, les dijo que no tenían que declarar si no querían y casi las obligó a abandonar el estrado sin abrir la boca. Aquellas mujeres no estaban en sus cabales y, como sus hermanos, emanaban un salvaje primitivismo.
Ángela, Luciana y Emilio murieron hace años por causas naturales. Ayer, Antonio, el tuerto, el menor de los Izquierdo, decidió acabar con una vida que casi nunca sentido y se colgó con unas sábanas en la prisión de Badajoz. Le quedaban cinco años de condena por cumplir. Esta misma semana tenía que haber abandonado la cárcel si no le hubiesen aplicado la doctrina Parot. Imagino a su abogado de oficio explicándole eso de la doctrina Parot y a Antonio pensando qué iba a hacer otros cinco años en prisión y, sobre todo, qué iba a hacer cuando saliese.
Ángela, Luciana, Emilio y Antonio eran un vestigio de una España negra que ya no existe. Tras Puerto Hurraco apenas ha habido crímenes de un cariz parecido. Tras Puerto Hurraco supimos que entre nosotros había psicópatas capaces de cometer hechos de una crueldad extrema sin motivo alguno, como Antonio Anglés; tras Puerto Hurraco descubrimos que los asesinos en serie no existían sólo en Estados Unidos y en el cine y descubrimos a Joaquín Ferrándiz y a Alfredo Galán; tras Puerto Hurraco nos dimos cuenta de que a España estaban llegando delincuentes de otros rincones del mundo que mataban con AK-47 y no con cartuchos de postas y eran capaces de disolver a alguien en una cubeta de ácido; tras Puerto Hurraco vimos que había niños capaces de matar a golpe de katana o niñas que querían hacerse famosas arrancándole la vida a cuchilladas a una compañera de instituto...
La muerte de Antonio cierra la crónica de una España negra que ya no existe hace mucho. Los criminales han cambiado y los que los persiguen, también. Los guardias civiles no tienen por qué llevar bigotes, pero muchos tiene estudios universitarios y saben idiomas. Hace ya años que los investigadores no buscan rencillas por cuestiones de lindes o viejas disputas entre familias para dar con el móvil de un crimen. Ahora, los móviles se buscan en los SMS o en las redes sociales. Imagino que Antonio Izquierdo no tenía ninguna intención de llegar a este mundo de hoy. El suyo, ya en 1990, era otro.

23 de abril de 2010

Una gran exclusiva y cómo los peces grandes se enfadan con los peces pequeños


En el periodismo, el pez grande no siempre se come al pez pequeño. Este oficio está lleno de ejemplos que contradicen esta supuesta ley de la natural. En Estados Unidos, las grandísimas exclusivas no son propiedad de los acorazados como el New York Times, el Washington Post o las grandes cadenas. Muy al contrario, en todas las ediciones de los premios Pulitzer se premian trabajos de investigación hechos por magníficos periodistas que trabajan en medios pequeños. Y los medios grandes recogen esas informaciones, citan a los autores y reconocen su trabajo.España, evidentemente, no es Estados Unidos. La distancia entre uno y otro país es gigantesca y esa distancia se multiplica por cien cuando hablamos de prensa. Periodistas, responsables y propietarios de medios tenemos mucho que aprender de nuestros colegas estadounidenses.
Los que no trabajamos en grandes acorazados de la prensa sufrimos muchas veces el ninguneo, cuando no el desprecio, de los colegas de los medios grandes. Si alguna vez damos una exclusiva, ésta es ignorada en el mejor de los casos. Y en el peor, como nos ha pasado recientemente en Interviú, los peces grandes van a pedir explicaciones a las fuentes de información de cómo es posible que los peces pequeños hayan podido comer en ese mar que hasta entonces era de su uso exclusivo.
Hoy ha vuelto a pasar. Los compañeros de 20 minutos, un medio gratuito en el que hay un puñado de buenos periodistas, han informado en exclusiva esta mañana de la destitución de toda la cúpula de la prisión de Alcalá Meco por un escándalo sexual. Instituciones Penitenciarias ha reconocido a primera hora la veracidad de la noticia y ha dado detalles sobre el tema.
He seguido el tema durante todo el día en los diarios digitales. Cuando escribo este post –son las 20.50–, repaso las webs de tres acorazados:
abc.es, como tiene por costumbre, cita en el primer párrafo de la información a 20 minutos. El periódico de Vocento siempre demuestra señorío en este terreno y no tiene reparo alguno en citar a los autores de las exclusivas. Lo sé bien por experiencia.
elpais.com lleva una información propia de Elsa Granda. Muy buena, reproduce un parte en el que se detalla alguno de los sucesos que han acabado con la cúpula de la prisión destituida y cita a 20 minutos. En la noticia de la mañana –que a esta hora sigue siendo la segunda más vista–, se cita al diario gratuito en el cuarto párrafo y para desmentir parte del contenido de la exclusiva.
En elmundo.es se puede leer esto en una noticia actualizada a las 17.03: "Según ha podido saber ELMUNDO.es, Instituciones Penitenciarias ha iniciado una investigación sobre varios funcionarios que podrían haber mantenido relaciones sexuales con las reclusas a cambio de favores". En el siguiente párrafo se puede leer: "El diario gratuito '20 minutos' ha publicado que los funcionarios se acostaron con las reclusas a cambio de pasarles droga o de dejarles utilizar el teléfono móvil." Es decir, elmundo.es ha podido saber lo mismo de lo que ya informó 20 minutos. A esta hora, elmundo.es lleva en su portada una noticia firmada por Europa Press en la que ya no se cita a 20 minutos.
Vergonzoso. ¿Tanto cuesta reconocer el mérito de los compañeros? Este oficio, que nadie lo olvide, sigue y seguirá siendo algo tan sencillo como que uno tenga a alguien que le cuente algo interesante. Y afortunadamente, de vez en cuando, se lo cuentan sin mirar para qué cabecera trabaja, sino, simplemente, porque es un buen periodista.

22 de abril de 2010

Se llamaba Alla, era ucraniana, tenía un hijo y buscan su cuerpo en varios vertederos


Que hay muertos de primera y de segunda es algo que sabemos todos los que nos dedicamos a la información de sucesos. A veces, los periodistas caemos en esa trampa y llegamos hasta a despersonalizar a las víctimas de horribles crímenes. Es el caso de lo sucedido estos días en Fuengirola (Málaga). Una mujer de 36 años, natural de Ucrania, llamada Alla Mefodova, y madre de un hijo, lleva desaparecida desde el pasado 5 de abril y la policía busca desde hace unos días su cuerpo en vertederos de la provincia de Málaga. Su último cliente ha confesado, tal y como adelantó el Diario Sur, que la mató tras beber whisky y consumir cocaína. Después, compró una sierra, la troceó, introdujo su cuerpo en bolsas y las arrojó a varios contenedores.
El crimen es terrible, de una crueldad extrema, pero apenas ha ocupado espacio en la prensa. ¿Porque la víctima es prostituta y, además, extranjera? ¿Porque la única persona que la echó en falta es su hijo? El caso me recuerda otros muchos parecidos y que han pasado casi inadvertidos, como el de Edith Napoleón o el de María Socoro, dos prostitutas asesinadas en Madrid y en Galicia por clientes españoles y de cuyos crímenes casi nadie se ocupó. Interviú fue de las pocas publicaciones que, al menos, puso nombres, apellidos y caras a las víctimas. Por cierto, el crimen ha sido resuelto por agentes de la UDEV Central, los mismos a los que no dejaron continuar con las investigaciones sobre la desaparición de Marta del Castillo por razones que alguien tendrá que explicar alguna vez.

19 de abril de 2010

Me rindo: no he encontrado la máquina de fabricar pruebas falsas de la camarilla policial de Canillas


Me rindo. Lo he intentado casi todos los días desde la semana pasada, cuando leí las declaraciones Francisco Álvarez Cascos. El ex vicepresidente dijo algo así como que en Canillas –sede de distintas comisarías generales de policía, entre ellas la de Información y la de Policía Judicial– había instalada una camarilla policial dedicada a fabricar pruebas. Y añadió: "son los mismos que ahora están falsificando papeles y preconstituyendo pruebas". Y lo dijo sin titubear, con una certeza absoluta. Así que yo, que habitualmente paso por Canillas un par de veces a la semana, llevo varios días buscando la máquina de fabricar pruebas falsas. Y nada, ni rastro de ella.
Allí, en Canillas, he visto lo de siempre: policías buenos, regulares y malos. Como en cualquier parte. En mi redacción también hay periodistas buenos, regulares y malos. Y en el ambulatorio que me corresponde, seguro que también hay médicos buenos, regulares y malos. En Canillas estos días también he tenido oportunidad de ver a los agentes que han investigado y que siguen investigando la trama Gürtel y a los que Álvarez Cascos parece referirse cuando habla de la camarilla. Muchos de ellos son los mismos que detuvieron a la corporación municipal de Estepona (PSOE), a la de La Muela (PAR), o que investigan al alcalde de Santa Cruz de Tenerife (CC) por el escándalo de Las Teresitas. Se equivoca Álvarez Cascos al apuntar hacia los agentes de la UDEF. Ninguno de ellos pondría en peligro su carrera –que no han cimentado precisamente persiguiendo a políticos del PP– para fabricar una prueba contra Álvarez Cascos ni contra nadie. Como contamos esta semana en Interviú, no fue la policía la que puso bajo sospecha un viaje del ex vicepresidente: fue Francisco Correa en sus conversaciones intervenidas –alardeaba de haber entregado 1.000 millones de pesetas a Bárcenas en la etapa en la que Álvarez Cascos era ministro de Fomento– y José Luis Peñas, el ex concejal de Majadahonda que destapó la trama con su denuncia y que en su declaración aseguró que una agencia de Correa había pagado un viaje a Lanzarote de Álvarez Cascos.
Lo dije después de las gravísimas acusaciones que se vertieron contra algunos policías tras los atentados del 11-M y lo vuelvo a decir. ¿Para qué está el fiscal general del Estado? ¿Por qué no ordena actuar cuando alguien pone bajo sospecha a una institución encargada de velar por nuestros derechos y libertades como es la policía? Soy de los que cree que la política ensucia todo. Cuando los políticos meten sus manos en cualquier terreno, lo convierten en tierra baldía, hacen que se pudra todo. Pasa con el deporte, con el periodismo y, por supuesto, con la policía.
En Canillas no he encontrado camarillas dedicadas a fabricar pruebas falsas. Ni ahora, ni con otros gobiernos. He encontrado profesionales entregados a su trabajo, capaces, por ejemplo, de meter en su casa a testigos a los que el Estado no puede o no quiere proteger. Y he encontrado a policías que en sus ratos libres van a la cárcel en busca de un testimonio o de una prueba para resolver ese crimen que se les atravesó en su carrera. Eso, señor Álvarez Cascos, es lo que hay en Canillas. Cuando gobernaba usted y ahora. Se lo dice alguien que lleva dos décadas yendo por allí.

12 de abril de 2010

Más detalles del espionaje en la Comunidad de Madrid, esta semana en Intrerviú


Los tres guardias civiles en excedencia que trabajaban en la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, a las órdenes de Sergio Gamón, no sólo espiaron a Alfredo Prada, hechos por los que ya estaban imputados. También vigilaron en abril de 2008 al vicealcalde Manuel Cobo. Así lo asegura el último informe entregado por la policía a la jueza encargada del caso, Carmen Valcarce, del que damos cuenta esta semana en Interviú.
Estos seguimientos quedaron reflejados por escrito en los partes que en su día publicó el diario El País. El informe elaborado por la policía analiza el contenido de los partes y, con los datos aportados por Telefónica, sitúa a los tres guardias civiles llamando o recibiendo llamadas en las mismas zonas que dicen los partes, es decir, vigilando a Cobo.

El estafador y su amigo, el obispo, esta semana en Interviú


Pedro José Urrutia Urrutia está encarcelado en la prisión de Martutene (Guipúzcoa) desde el pasado mes de diciembre, cuando fue extraditado desde Costa Rica, donde fue detenido gracias a las investigaciones de la UDEF Cenrtral de la Comisaría General de Policía Judicial. Urrutia está acusado de haber estafado veinte millones de euros al grupo empresarial vasco Indaux, tras ganarse la confianza del director financiero del holding, que también está acusado en el mismo procedimiento.
Lo sorprendente, como contamos esta semana en Interviú, es que, pese a la detención del estafador y sus cómplices y a la incautación de varios bienes en Costa Rica, la mayor parte del botín sigue sin aparecer. La última pista que sigue la Policía lleva a los agentes hasta la Conferencia Episcopal de Costa Rica, donde un obispo amigo del detenido puede guardar el secreto del dinero.

9 de abril de 2010

El juez Garzón del que me han hablado


Hace año y medio, cuando Baltasar Garzón decidió abrir una causa contra el franquismo y las críticas comenzaron a arreciar, escribí este post:
"Quiero escribir del juez Garzón del que yo he oído hablar desde hace dos décadas a policías y guardias civiles.
Recuerdo el entusiasmo con el que en 1990 los agentes de la Brigada Central de Estupefacientes me hablaban del juez que inició el primer macroproceso contra el narcotráfico, cuando las rías gallegas eran, poco más o menos, que Sicilia. El entusiasmo era tal que la operación no se llamó Nécora –como fue conocida por la prensa–, sino Mago, en honor del rey mago Baltasar (Garzón). Aquella macroinstrucción, como tantas otras del juez, no acabó en unas condenas demasiado duras y muchos de los procesados fueron absueltos. Pero abrió un camino por el que hoy se continúa andando. El mismo juez abrió el camino para golpear a ETA en sus estructuras civiles, mediáticas y económicas y hoy ETA está como está gracias a estos golpes.
Policías y guardias civiles dedicados a la lucha contra el narcotráfico, sobre todo, y el terrorismo me han hablado infinidad de veces de Garzón. Saben que es una estrella, que le encantan los medios, que los turistas españoles que se encuentran cuando viaja al extranjero se hacen fotos con él... Pero también es un juez con una inmensa capacidad de trabajo, con una visión global de problemas como el crimen organizado que ningún otro magistrado tiene... Me han contado como en interminables madrugadas ha estado al pie del cañón, dando mandamientos de entrada a horas intempestivas, cuando la mayoría de sus colegas ni siquiera se ponen al teléfono. Ese es el juez Garzón del que yo he oído hablar. Con sus luces y sus sombras, pero no es ningún imbécil, como se han empeñado en hacernos creer algunos."

Esta semana he hablado con muchos policías. Policías de distintas unidades y de distintas ideologías. Todos están dolidos con la decisión del Tribunal Supremo. Todos quieren que el juez siga en su despacho. Ninguno me ha hablado de los crímenes del franquismo, ni de la Ley de Amnistía... Todos me vuelven a recordar que Garzón siempre ha estado cuando ellos lo han necesitado. Uno de ellos me contaba ayer mismo una anécdota: "Hace muchos años, tuvimos que registrar la sede de un gran banco en busca de los depósitos que tenía un tipo allí en A y en B. El responsable nos dio la contabilidad A, pero no la B. Llamamos a Garzón y se lo contamos. Nos dijo que le comunicásemos al director que si no colaboraba, se presentaba él allí, cerraba el banco y nos daba un mandamiento de entrada y registro con el que podíamos poner patas arriba todo el banco".
Otro policía, veterano de la lucha antiterrorista, me decía hace unos días: "Si hoy ETA está como está no es por ningún ministro del Interior, es por el coraje del juez, que se atrevió a cerrar periódicos, herriko tabernas y a ilegalizar partidos etarras".
No soy jurista y, por tanto, no puedo analizar con profundidad la decisión del magistrado Varela. Simplemente, quería compartir con vosotros lo que a mí me han dicho del juez Garzón.

7 de abril de 2010

Las imágenes del crimen de Seseña


Es ya una costumbre. Cuando hay un crimen protagonizado por adolescentes o por jóvenes, todos los periodistas buceamos en la red, convertida en un gigantesco banco de imágenes de gente anónima. Cuando esa gente deja de ser anónima, sus rostros aparecen en álbumes virtuales, perfiles de redes sociales... Y a los periodistas nos viene muy bien. El crimen de Marta del Castillo fue un buen ejemplo de lo que quiero decir. Marta estaba muerta, pero seguía viva en Tuenti y sus fotos y las de sus asesinos fueron difundidas gracias a la popular red social.
Con el crimen de Seseña ha pasado algo similar, pese a la que la Guardia Civil retiró rápidamente el perfil de la presunta asesina en muy pocas horas. Pero ponerle puertas al campo es casi imposible. Desde hace 48 horas, en un perfil de Facebook creado para homenajear a Cristina Martín, algunos de sus compañeros están colgando fotos de la presunta autora del crimen. Era inevitable y difícilmente nadie va a poder actuar judicialmente, más allá de cerrar una y otra vez las páginas que se creen y en las que aparezcan esas imágenes.
Es labor de los que nos dedicamos a la información preservar la imagen de la menor detenida. No sólo porque así lo dice la ley, sino porque no debemos ser responsables de cerrar la puerta a una posible rehabilitación de quien con 14 años ha sido capaz de cometer un crimen tan cruel. Recuerdo a las niñas de San Fernando (Cádiz). Dos adolescentes asesinaron en el año 2000 a una compañera de instituto. Esta misma semana me han llegado noticias de que se encuentran absolutamente rehabilitadas. Han pasado diez años, ellas están cerca de los 30 años y su reinserción ha sido posible. Ese éxito se debe en parte a que han estado protegidas, se han preservado sus identidades y nadie conoce sus rostros.
Una cosa es que los compañeros de Cristina cuelguen fotos de su asesina movidos por un comprensible deseo de venganza y otra es, como ya he visto hoy, que algún periódico las publique, por mucho que tapen su rostro. Es tan irresponsable y, sobre todo, tan absurdo, como ligar las aficiones góticas de la joven homicida con un supuesto perfil criminal. Vestirse de negro, leer novelas góticas, ver Crepúsculo o dibujar muñecas con cortes y heridas no convierte a nadie en asesino potencial. Es una simplificación casi infantil.

4 de abril de 2010

Reflexiones de Domingo de Resurrección

Como sabéis algunos, llevo fuera de circulación unas cuantas semanas. En los próximos días regresaré a todas mis actividades habituales. Antes he tenido tiempo para observar con calma lo que pasa a mi alrededor y cómo se ha contado. Por eso, en este Domingo de Resurrección quiero compartir algunas reflexiones.

Terroristas buenos y terroristas malos. Hace unos días, me sorprendió el tratamiento que en nuestros periódicos se dio a los atentados en el metro de Moscú. En España sabemos bien lo cruel que es hacer volar unos vagones atestados de viajeros que se dirigen a sus tareas cotidianas y que nada tienen que ver con la participación de España en la guerra de Irak o con la política de sangre y fuego emprendida por Putin en el Caúcaso. Sin embargo, leí algún editorial en periódicos de Madrid en el que se intentaba dar alguna explicación a lo que no la tiene.
Cargar los muertos del metro a los dirigentes rusos y a sus despiadadas políticas en Chechenia se puede volver en contra de quien hace ese perverso razonamiento, sobre todo si se hace desde España, país en el que conocemos bien unas cuantas clases de terrorismo, Si, para colmo, unos días después aparece Doku Umarov, un autoproclamado emir del Caúcaso, reivindicando los atentados y asegurando que quiere crear un único estado islámico en la zona, los parecidos con los argumentos de Jamal Ahmidan y Serhane el Tunecino comienzan a ser inquietantes. Los muertos de Moscú son tan inocentes como los de Madrid, Nueva York, Beslan y Londres. Son víctimas de la demencia de unos iluminados nihilistas envenenados por la basura propagada desde algunas mezquitas o manipulados por personajes tan dudosos como este Umarov, que fue asesino antes de emir. Cuando esto se tiene claro, se puede comenzar a hablar de los crímenes de Rusia en Chechenia o de las víctimas de la guerra de Irak.

Desaparición y crimen inquietante. La desaparición de Cristina Martín de la Sierra tenía todos los visos de convertirse en un crimen. Era lo que hasta hace bien poco se llamaba desaparición inquietante en la nomenclatura policial, término que ha caído en desuso por las guerras intestinas entre policías y guardias civiles. Desgraciadamente, las peores previsiones se han cumplido y Cristina, una niña de 13 años, fue asesinada. Pero el caso aún es más inquietante. Tal y como adelantó ayer Informativos Telecinco –enhorabuena a los compañeros de la cadena privada–, una amiga de la víctima, menor de edad, ha sido detenida por su presunta participación en la muerte de Cristina. Otra vez volverá el debate sobre la Ley del Menor y la benevolencia con la que son tratados por ella los menores que cometen delitos tan graves como éste. Y, sospecho, tampoco esta vez nadie dará una solución. Yo tampoco la conozco.
Un último detalle me ha llamado la atención en este caso. Quizás las víctimas se han acostumbrado ya a estar expuestas ante los focos mediáticos y actúan en consecuencia. Es la única explicación que encuentro al hecho de que el padre y un hermano de Cristina compareciesen ante la prensa nada más haberse hallado el cadáver y relatasen a los medios extremos tan íntimos como la forma en la que le habían contado a la hermana pequeña de la víctima que Cristina había muerto: "Le he dicho: 'Dios ha llamado a tu hermana y ya no la volverás a ver más'. También le he dicho que lo bueno es que el ordenador ya será para ella".