2 de enero de 2010

Lo que tenemos en 2010


Esta mañana he comprado los periódicos. Es una costumbre que no abandono ni en vacaciones y que no he sustituido por el vistazo que doy todas las mañanas a las ediciones digitales. Además, ayer no hubo prensa en Madrid, así que quizás he acudido al punto de venta de prensa con más ganas. Los últimos periódicos que leí eran de 2009 y al ver los primeros de 2010 y las noticias de última hora que he visto en la red, se me ocurren algunas reflexiones.


Caricaturista en peligro. Lo he leído esta mañana en Internet. Kurt Westergaard, el autor de las caricaturas sobre Mahoma que en 2005 desataron la ira de los islamistas, fue atacado en su casa de Copenhague cuando estaba con su nieto de cinco años. Tres tipos intentaron entrar en su domicilio y la policía hirió a uno de ellos, que llevaba un hacha, imagino que para cumplir con el mandato de dar su justo merecido al autor de un delito tan terrible como osar hace unas caricaturas sobre Mahoma. Espero, nuevamente, la reacción de solidaridad con el dibujante de los habituales abajo firmantes... La de 2005 aún la estoy esperando. Menos mal que las caricaturas se publicaron en un país como Dinamarca, en el que la firmeza de su primer ministro a la hora de defender el derecho a la libertad de expresión y a no ceder al chantaje de los islamistas me provocó una sana envidia.


Otra matanza. Ahora ha sido en Pakistán. Casi 90 personas murieron mientras veían un partido de voleibol asesinadas por un suicida. ¿Qué objetivo buscaba? Ninguno, son, como dice Bernard-Henri Levy, nihilistas que tan sólo apuestan por la destrucción y la muerte. Hace ya tiempo que en Afganistán, en Irak y en Pakistán, la mayoría de las víctimas de estos supuestos liberadores son civiles, compatriotas de los criminales.


Pistoleros de Blackwater, impunes. Leo en la prensa que la Justicia americana ha archivado los cargos contra unos mercenarios de Blackwater, a los que se acusaba de una matanza de diecisiete civiles en Irak. Un defecto de forma ha permitido que estos pistoleros queden, de momento, impunes, aunque el Departamento de Justicia está buscando la forma de poder evitar el cierre definitivo del caso. Pocas cosas han hecho más daño al prestigio y a la imagen de Estados Unidos en el mundo que las casi siempre deleznables intervenciones de los mercenarios de esta empresa de seguridad, auspiciados por el nefasto George W. Bush, que les dio carta blanca en Irak y licencia para convertir la antigua Mesopotamia en su particular OK Corral. Los soldados españoles podrían contar algo de las tropelías de los soldados privados de Blackwater durante el asalto de la milicia del Madhi a la base de Al Andalus en Nayaf.


Yemen, en el punto de mira. Las conexiones del terrorista de Detroit con la facción yemení de Al Qaeda son un dato má que prueban que ese país se está revelando como una base de vital importancia para los enemigos de Occidente. No es nuevo. El atentado del USS Cole en Aden –antecedente del 11-S– y el hecho de que la mayoría de los presos de Guantánamo fuesen combatientes procedentes de ese país ya había situado a Yemen en el centro del islamismo radical. Por cierto, algunas informaciones apuntan a que dos de los líderes de Al Qaeda en ese país son ex presos de Guantánamo... Así que allí, al parecer, no sólo había inocentes musulmanes que habían ido a Afganistán a aprender el Corán, como nuestro Hamido...

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