22 de enero de 2010

Pornografía


Pilar Rahola lo planteó ayer en el programa Julia en la Onda; hoy he leído una carta en El País que hablaba de ello y yo llevo unos cuantos días pensándolo. Exactamente desde que vi la fotografía de un tipo arrojando el cuerpo de un crío de no más de tres años a una pila de cadáveres en Haití. No entiendo por qué los medios españoles hacemos esta exhibición, esta pornografía de la muerte. No creo que sea necesario. No voy a hablar de la dignidad de los muertos, ni a comprarar la de los haitianos con la de las víctimas del 11-M. No hace falta. Todos sabíamos lo que había en aquellos trenes sin necesidad de verlo de manera explícita. Y creo que todos sabemos lo que hay en Haití. No creo que haga falta mostrarlo de esa manera. ¿Para remover conciencias? ¿Para llamar a la solidaridad? Como dice hoy la lectora de El País en su carta, ya sabemos que nosotros estamos en el lado bueno y que los haitianos están en el lado malo del mundo.
Antes de escribir esta entrada me he preocupado de comprobar si en Estados Unidos –un país muy cercano a Haití por infinidad de razones– se estaban publicando las mismas fotos y las mismas imágenes. Dos compañeros de profesión me han contado que no y me han dicho que están sorprendidos del tratamiento que le hemos dado aquí al desastre. Antes de acabar: el lunes, en Interviú, la revista de la que soy adjunto al director, publicamos un reportaje gráfico sobre Haití. Echad un vistazo y juzgad.

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