8 de enero de 2009
La 'medellización' de Madrid
Un gran hospital. Un tipo que entra armado con una pistola semiautomática con silenciador. Entra en una habitación y descerraja cuatro tiros a un paciente. Se va sin ser visto por nadie. No es el guión ni la escena de una película. Ha sucedido hace unas horas en Madrid, en el Hospital Doce de Octubre. La víctima se llamaba Leónidas Vargas Vargas, un capo colombiano, detenido hace algo más de dos años en Madrid y considerado uno de los peces gordos de los carteles del sur de Colombia. Vargas había sido condenado a 19 años de prisión en su país y era uno de los creadores de las siniestras oficinas de cobros, las agencias de sicarios que se encargan de cobrar deudas o de ajustar cuentas. Colombia ofreció en su día cinco millones de dólares por su captura. Se encontraba en libertad por lo delicado de su estado de salud.
Es la primera vez que Madrid es escenario de una ejecución de estas características, pero cada día son más frecuentes los ajustes de cuentas a tiro limpio. El asesinato, hace unas semanas, del abogado Alfonso Díaz Moñux, tiene unas connotaciones muy similares. Madrid se está convirtiendo en una pequeña Medellín, la ciudad que en los años 80 y principios de los noventa registró unos índices de criminalidad estratosféricos por las acciones de los sicarios. En Madrid hay armas, mucha cocaína, mucho dinero y muchos delincuentes que se ríen de la legislación española, la más complaciente de occidente para la delincuencia organizada.
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