
Esta tarde he escuchado en algún informativo la posibilidad de que el asesino de Félix Martínez Toruño se hubiese equivocado de objetivo y le hubiese matado por error. No es así, todo parece indicar que el director del Centro Internacional de Convenciones de Barcelona era el objetivo del asesino, un profesional del crimen, a tenor del modus operandi: buscó las calles sin cámaras de seguridad, le bastó un tiro para matar a su víctima y se permitió el lujo de regalar a la policía el arma empleada en el crimen.
Una vez más, estamos ante un asesinato cometido por profesionales. Como el del abogado Díaz Moñux o el de Leónidas Vargas. Es para preocuparse. De momento, la policía ha puesto bajo una gigantesca lupa la vida personal y profesional de Martínez Touriño, a la espera de encontrar algo a lo que agarrarse, sobre lo que iniciar unas pesquisas. Lo encontrarán, porque el sicario no se ha equivocado.
1 comentario:
Nos dejas intrigadísimos. Qué buena manera de plantear la cuestión.
¿No será este artículo un entrenamiento para dar el paso a la literatura negra?. A lo mejor ya estás escribiendo alguna novela y te estoy chafando la sorpresa.
En todo caso, seguimos pendientes de lo que sigas contando.
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