19 de diciembre de 2008

Periodismo de investigación y cámaras ocultas


La casualidad ha querido que en apenas unas horas se hayan producido dos noticias de cariz muy distinto, pero que me han dado pie a una reflexión que quiero compartir aquí con los que se asoman a este espacio. Ayer, el Tribunal Supremo anunció su primera condena por la grabación de un reportaje con cámara oculta. Y horas después llegaba la noticia de la muerte de Mark Felt, la garganta profunda de Bob Woodward, uno de los periodistas que acabaron con la carrera de Richard Nixon por el escándalo Watergate.
El Alto Tribunal condena a El Mundo Televisión y a Canal 9 por la grabación y emisión de un reportaje sobre una naturópata, la demandante. La mujer pedía 75 millones de pesetas, pero el Tribunal Supremo ha decidido que bastarán 30.000 euros para reparar el daño. Según el fallo, el reportaje constituyó una intromisión ilegítima en la esfera de la intimidad de las personas que no está amparada por el derecho a comunicar libremente información. Muy distinto este argumento del que esgrimió la Audiencia de Valencia para desestimar en primera instancia la demanda. El fallo de esta sala decía que la filmación con cámara oculta se enmarcaba ”dentro del denominado periodismo de investigación”.
Hace un par de años, Luis Rendueles y yo dimos una clase en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense bajo el título ”Periodismo de investigación”. Lo primero que dijimos a nuestra audiencia es que no creíamos en la existencia del periodismo de investigación. Hay buen y mal periodismo. No hay periodismo de investigación y periodismo de no investigación. La muerte de Mark Felt devolverá a las páginas de los periódicos el caso Watergate de forma fugaz. El trabajo de Woodward, Bernstein, Bradlee y todo el Washington Post en aquel caso fue un ejemplo de magnífico periodismo. Garganta profunda iba orientando a Woodward sobre las fuentes que tenía que tocar, las pistas que tenía que seguir y los reporteros olían esos rastros como sabuesos.
Eso es buen periodismo. En España, periodismo de investigación se llama, por ejemplo, a la filtración interesada por grupos políticos o económicos de determinados dossieres o informes a periodistas afines. O a la recogida de declaraciones de un tipo, en el mejor de los casos en busca y captura y en el peor, condenado a unos cuantos años de prisión, que se dedica a poner el marcha su ventilador para ensuciar todo lo que puede. Y, por supuesto, periodismo de investigación se ha llamado al infame subgénero de emplear una cámara oculta para obtener testimonios, provocar delitos o cualquier otra tropelía.
El mérito de un periodista es que alguien te cuente algo a sabiendas de lo que eres y de lo que vas a hacer con esa información. El mérito de un periodista es mantener durante años una fuente de información sin traicionarla, cuidándola y apretándola en la medida justa. El mérito de un periodista es rastrear las pistas sobre las que te ponen esas fuentes sin comprometerlas. Todo eso es periodismo. No de investigación, sino buen periodismo. Las cámaras ocultas son una bazofia ajena a este oficio y por ello creo que el fallo del Tribunal Supremo es reconfortante para esta profesión, al menos para los que nos dedicamos a este profesión con métodos convencionales.

1 comentario:

John Trombón dijo...

…en realidad, me pregunto sobre el peso de esas imágenes tan ruidosas. Una vez vi a una compañera del corazón trapichear un programa, creo que en el mismo en el que se delataba una vidente. Todo gracias a una cámara disimulada. Y ahí siguen las dos. Viviendo como Dios. Los caminos de la mercadotecnia son inexpugnables…

Lo otro, el periodismo… en fin, aobreviviendo.