Y la gran incógnita quedó despejada. El juez Gómez Bermúdez arropó a su esposa, Elisa Beni, en la presentación de su libro. El magistrado no decepcionó a los que le tienen por valiente y arrojado y se presentó ayer en el Círculo de Bellas Artes, el lugar elegido para la puesta de largo de La soledad del juzgador. El acto, del que la prensa hoy destaca, por encima de todo, las ausencias de los compañeros de Sala de Gómez Bermúdez, tuvo algo muy positivo: las disculpas públicas de la autora a las víctimas que se hayan sentido ofendidas por el contenido del libro. Un perdón hecho en presencia de algunos de los abogados de las víctimas que, efectivamente, se han sentido ofendidas.
Esa petición de disculpas llega tarde, según algunos. Para mí, tiene valor. Porque en un tema como los atentados del 11 de marzo, muchos, muchísimos, deberían de haber pedido unas disculpas que nunca han llegado. No sólo Pilar Manjón, sino otras muchas víctimas, policías, guardias civiles, jueces, fiscales... Todos ellos han sido vilipendiados, ofendidos e insultados por algunos abogados y periodistas. Está por ver la primera petición de disculpas de alguno de ellos. Al menos, Elisa Beni, que sigo pensando que no debía haber escrito un libro sobre el 11-M, ha tenido el coraje que a muchos otros les falta. El coraje de pedir perdón.
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