Sveltana, la mujer asesinada por su ex pareja tras aparecer en El diario de Patricia, pensaba en el plató se iba a encontrar con un familiar de Rusia. La productora responsable del programa, Boomerang, ha dado explicaciones sobre lo ocurrido. Según cuenta hoy El País en su edición digital, el asesino, Ricardo, se puso en contacto con el programa para dar una sorpresa a la mujer "a la que quería pedir perdón por un problema económico", según declaró el director de producción de Boomerang. A partir de aquí, reproduzco la información de Óscar Gutiérrez: "El proceso habitual de la productora en este tipo de casos y con parejas de por medio requiere, en primer lugar, ponerse en contacto con la persona afectada. La joven rusa aceptó participar en la sorpresa. ¿Hasta dónde sabía Svetlana? Según la productora, la joven conocía sólo que iba a recibir un mensaje. Tanto conversaciones con el equipo que trabaja con los invitados, como en la conversación introductoria con la presentadora, Svetlana barajó entre los sujetos de la sorpresa un familiar llegado de su país natal o su ex pareja. Una semana antes de la emisión, por tanto, El Diario de Patricia tenía ya el ok de los dos protagonistas. Siguiente paso: la productora somete a los invitados a un formulario que, entre otras cosas, pregunta si existen causas pendientes, orden de alejamiento alguna o algún caso de malos tratos. En el caso de Ricardo y Svetlana todas las preguntas dieron signo negativo. Nada extraño alrededor de la relación entonces rota. Más allá incluso, la productora afirma que se puso en contacto, como es habitual, con uno de los familiares de la joven. Tampoco alertó sobre algo que hiciera pensar que no se debía celebrar el encuentro. De hecho, según cuentan antiguos trabajadores de la productora y de este espacio en concreto, si existen indicios de abusos o malos tratos se suspende la sorpresa."
Tras la noticia, las reacciones y las opiniones. Todas, respetables. Algunas, como la de Montserrat Comas, presidenta del Observatorio de la Mujer del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), desmedidas. Comas ha dicho que el programa podría haber incurrido en una "responsabilidad civil por daños en el derecho de imagen y del honor de las personas y que podría haber responsabilidad civil "si se confirma que no existía consentimiento de la mujer". Como ella misma ha recordado, el único responsable de la muerte de Sveltana es su asesino. Penal y civilmente. Los contenidos del programa pueden ser discutibles, pero de ahí a resposanbilizar a la televisión del crimen hay un trecho muy largo.
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