1 de marzo de 2008
Palabra de Ian McEwan
Estoy leyendo estos días Chesil Beach, la última novela de uno de mis autores favoritos, el inglés Ian McEwan. El libro es breve y cuenta una pequeña historia centrada en la noche de bodas de una pareja británica de los años sesenta. Como he leído hoy en la crítica publicada en Babelia, no sobra ni una palabra en las poco más de 180 páginas que tiene el libro. Me confieso un ferviente seguidor de McEwan desde que le descubrí hace muchos gracias a El inocente. He leído casi todas sus obras, desde la perturbadora Niños en el tiempo a la monumental Expiación, aunque entre mis favoritas está Sábado, una crónica post 11-S impresionante.
Hace unas semanas os contaba que me encantaron unas declaraciones de uno de los más brillantes compañeros de generación de McEwan, Martin Amis, sobre el problema del islamismo radical y la complacencia con la que ese problema era tratado en Europa. Hoy, en la entrevista publicada en Babelia, McEwan se refiere al mismo tema y también da su opinión sobre la salida de las tropas españolas de Irak. Os reproduzco la parte de de la entrevista a la que me refiero:
- ¿Qué les pasa a ustedes, los escritores, en Inglaterra que parecen revueltos, irritados?
- Que el mundo se ha vuelto irascible. Ser ofendido ahora supone entrar en un estado de gracia. No es sólo cosa de los musulmanes. Todo el mundo se ofende con mucha facilidad. Sobre todo, esa parte de los intelectuales más izquierdistas, que se muestran incapaces de pensar con matices, siempre dan muestras de dar a entender lo que deben pensar más que lo que creen. Hay un problema con la agresividad religiosa, la cristiana y la musulmana, también. Además contamos con una prensa volátil y caliente que lo revuelve todo y ante la que no se puede ser crítico con cosas.
- ¿Con qué?
- No se puede ser comprensivo con Estados Unidos. Hay parte de la izquierda que se alía con islamistas y se les olvida que estos odian a los homosexuales, a las mujeres, la democracia, el rock and roll...
– Algunos cristianos también.
- Y tanto. Pero ya que nosotros tardamos tanto en deshacernos de lo peor de la Iglesia, me irrita profundamente que tengamos que empezar con esto de nuevo, que haya intelectuales que no defiendan lo que les permite ser libres, y así algunos, como Martin Amis, Salman Rushdie o yo, nos llevamos las manos a la cabeza cuando escuchamos y vemos esas alianzas.
- Eso no implica que ustedes defiendan situaciones como la de Irak.
- No, ése es otro tema.
- ¿Otro desastre?
- Algo que nos enseña que si vas a hacer algo mal es mejor que no lo hagas. Y se ha hecho tan caóticamente, con tanto cinismo...
- Entonces, en ese sentido, ¿sigue usted pensando que la retirada de las tropas españolas estuvo mal, como ha declarado?
- Eso me sigue pareciendo mal. Porque aquello, en esa situación, dio alas a Al Qaeda. Tenía que ver con la oportunidad, con cuándo se hizo. Podía dar la impresión a los terroristas de que sus acciones pueden hacer cambiar decisiones de gobiernos democráticos. Sé que estaba en el programa del Gobierno que entró. Pero creo que debía haberse pensado dos veces, retrasar la decisión, enfriarla. Parecía así hecho que las muertes de Madrid eran consecuencia de aquello.
- Los votantes de Zapatero no hubiesen entendido lo contrario. Porque en cierto modo se castigó a un Gobierno por haber entrado.
- Lo entiendo, lo entiendo perfectamente. Fue una promesa electoral y ya está. Lo que digo es que tendría que haber pasado más tiempo. En aquellos días, los islamistas se emborracharon de triunfo, para ellos fue una victoria. Además, lo de que es una guerra ilegal... Kosovo también, Sierra Leona. No estoy seguro de que las razones legales sean siempre las más claras. Como carta de presentación, teniendo un programa de reformas sociales también, hacer eso en primer lugar fue visto como toda una capitulación.
- Ahora parece que todo el mundo piensa largarse.
- Irse de allí es dejar todo en manos de los islamistas. Es un desastre la situación. El problema es que Estados Unidos ha querido actuar de manera imperial, pero no en todo. Si de verdad quieres hacerlo, si te decides a invadir países, tienes que organizar los servicios civiles, ocuparte de todos los problemas, lo que hicieron fue dejar todo en manos de mafias que saquearan las ciudades, luego humillaron al ejército iraquí y se hicieron 400.000 enemigos de golpe. Se creían que podían ventilarlo en seis semanas y largarse. Donald Rumsfeld fue el auténtico responsable de todo el desastre, Cheney y Bush, después.
¿Imagináis por un momento que alguien en España se atreve a hablar así acerca de la retirada de las tropas en Irak? Qué envidia da leer a personas como McEwan o como Amis, que pueden hablar así de libremente sin que nadie les ponga etiquetas de neofascistas o de vasallos del imperio... Y sí, ya veis, es factible que a uno le parezca mal la salida de los españoles de Irak y, a la vez, critique los gravísimos errores norteamericanos durante la guerra. Se trata, simplemente, de pensamiento libre. Libre de verdad. Claro que McEwan es inglés.
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