12 de enero de 2008

Terroristas, no "ejército insurgente"


Que Hugo Chávez, el caudillo venezolano, habla más de la cuenta lo sabíamos todos antes de que nuestro monarca le hiciese callar en la cumbre de Santiago de Chile. Debe ser algo patológico. Apenas 24 horas después de propiciar la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, las dos mujeres que han pasado seis años en poder de la narcoguerrilla de las FARC, Chávez ha vuelto a abrir su incontinente boca para pedir al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y a los países europeos que retiren la calificación de terroristas a las FARC. Para el caudillo bolivariano, un grupo que mantiene secuestradas a más de dos mil personas, que es responsable de la muerte de 1.200 seres humanos fallecidos durante sus secuestros desde 1.996, que tiene a sus rehenes encadenados todo el día por el cuello –según ha relatado Consuelo González tras su liberación–, es un "ejército insurgente con un proyecto político que nosotros respetamos." Que no le extrañe a nadie, oído lo oído, que Chávez dé cobijo y trabajo a miembros de ETA que en nuestro país han cometido asesinatos. Al fin y al cabo, a ojos del presidente venezolano, deben ser también miembros de otro ejército insurgente. No sé qué habrían pensado Chávez y sus enfervorizados seguidores si en el atentado de la T-4 de Barajas hubiesen sido asesinados dos venezolanos, en lugar de dos ecuatorianos. ¿Daños colaterales de la insurgencia? Un terrorista es un terrorista aquí y al otro lado del Atlántico. Claro que aquí, la paleoizquierda también prefiere pensar que hay diferencias entre ETA y las FARC-

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