18 de enero de 2008

El último delirio de El solitario


El juez de instrucción número 3 de Tudela, Óscar Ortega, decretó ayer el ingreso en prisión de Jaime Giménez Arbe por su implicación en el asesinato de los guardias civiles Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal, a los que El Solitario acribilló el 9 de junio de 2004 en Castejón (Navarra). Giménez Arbe estuvo asistido en su declaración por el letrado Marcos García Montes, el abogado que le ha buscado su amigo y periodista Matías Antolín, según revelaba el propio asesino en las cartas dirigidas a Antolín que el diario El Mundo publicó el pasado 30 de dicieimbre.
Tengo a García Montes por un buen abogado. Muy amigo de las cámaras y de los casos más mediáticos, pero un buen letrado. Por eso, me niego a creer que él haya sido quien le haya recomendado a su cliente que cuente que pertenecía a "una red internacional de atracadores contra el capitalismo", tal y como declaró ayer. En su delirio, el criminal dijo que "tras enterarse del asesinato viajó a París muy enfadado para entrevistarse con los responsables de esta trama", según dijo ayer el abogado que reprsenta a las familias de los guardias asesinados.
La estrategia de defensa es, sencillamente, delirante y patética. Tan patética como el propio personaje, que ahora quiere hacer creer que sus actos estaban motivados por un afán revolucionario de nuevo cuño. El Solitario no debió contar ayer al juez, como le contó a los agentes españoles que propiciaron su detención a las pocas horas de su arresto en Portugal, que tras el crimen de Castejón se deshizo del Suzuki Santana que empleó despedazándolo con una sierra radial. Algunas de las piezas del coche fueron halladas en una nave que tenía alquilada el delincuente. Tampoco debió explicar por qué en el momento de su detención tenía en su poder el subfusil con el que mató a los agenres. Y tampoco debió contar por qué tras el doble asesinato estuvo sin trabajar para su peculiar revolución durante casi dos años.
El Solitario no atracaba contra el capitalismo. Atracaba para no dar ni golpe, para pagarse sus plantas de marihuana, sus viajes a Brasil para ver a su novia y sus estudios de patrón de yate y piloto de helicópteros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, no puedo creer que tardaran 20 años en cazarle, y que un pastor diera la pista, si se hubiera cogido antes, a lo mejor se podría haber evitado la muerte de los 2 guardias civiles.