28 de marzo de 2008

Reflexiones en torno al crimen de Mari Luz


Regreso a casa, tras una corta –volví de vacaciones el martes– pero intensa semana. La detención de Santiago del Valle nos ha tenido a Luis y a mí trabajando, como a tantos otros compañeros, de forma muy intensa los tres últimos días. No quería dejar de hacer unas cuantas reflexiones sobre el tema, La primera que se me viene a la cabeza es recordar a todos, como hizo hace un par de días Carlos Alsina en su programa de Onda Cero La Brújula, que las únicas cuatro personas que tienen derecho a mostrar toda la indignación, rabia y ánimo de venganza del mundo contra Santiago del Valle, el asesino, son los padres de la pequeña Mari Luz y los hijos del matrimonio formado por Santiago e Isabel, que fueron, no lo olvidemos, las primeras víctimas de Santiago. Los centenares de personas que montaron anoche el espectáculo a las puertas de los juzgados de Huelva no tienen la legitimidad que tienen esas cuatro personas.

El ejemplo de entereza, de dignidad y de señorío que ha dado el padre de Mari Luz es de los que perdurarán en mi memoria durante mucho mucho tiempo. Tanto tiempo como la maldad y la ruindad del asesino de la pequeña. ¿Sabéis cuál fue la primera preocupación que tuvo al entrar anoche en la prisión de Huelva? Preguntó a los funcionarios cómo iba a cobrar la pensión que recibe mensualmente por su discapacidad psíquica. Esa era su preocupación.
La justicia no parece que en este caso haya hecho bien su trabajo, pero no hay que ser ventajista. La ley española es la que es y los abusos a menores no son castigados con penas superiores a tres años. Y con penas inferiores a tres años es difícil entrar en prisión. O se cambia la ley o se acepta que el garantismo tiene estos problemas. Y no os dejéis engañar: sobre Santiago no pesaba ninguna orden de busca y captura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tan acertado y tan sensible como siempre